domingo, 28 de marzo de 2010

Egolatra


Acabo de darme cuenta que me cuesta mucho escribir informes, monografías trabajo original o como se le ocurra llamarlo a cada quien que lo solicita.

Entre otras cosas, porque muchas veces tengo que citar otros autores. Y cuando eso ocurre, es como que le pone un freno a mi delirio y me obliga a encajarlos de alguna manera, que de ser posible no parezcan sujetos con alfileres ni deformados para que quepan.
Además siempre te quedás con la sensación de que le estás robando un poco la idea, o será el orgullo un poco marchito de que uno no puede hacerlo completamente solo.


Por si restaba alguna duda, la mencionada dificiltad en éste blog no ha ocurrido... al menos hasta el momento.


No sé quién me manda a embarcarme en estas cosas (algo que vengo repitiendo desde que empecé la facultad, pasando por posgrados, capacitaciones, trabajo, etc... en realidad antes también, pero le podía echar la culpa a mis viejos!)



Inspiración, Inteligencia: Iluminame para poder terminar éste maldito informe antes del martes y antes que me termine de volver loca!


En fin, debería ponerme a hacer algo antes que seguir boludeando con cualquier cosa, no?

Por si no se notaba hasta ahora, por acá la procrastinación está a la orden del día.

viernes, 19 de marzo de 2010

Chocolate por la noticia


Hace un tiempo, una amiga me comentaba de una investigación que había visto en la tele, en uno de esos canales tipo Discovery Home and Health, People&Arts o similar (pensándolo bien, si hablamos de criaturitas hasta podría haber sido en Animal Planet) acerca de un experimento que se hacía con los niños, tendiente a probar, como siempre, que los niños pequeños son mucho menos inteligentes que nosotros.

El experimento consiste en lo siguiente:

Materiales:

  • Niño de entre 2 y 7 años (o desde que comprenda el lenguaje) al que le guste el chocolate= 1 (uno). Si se utilizan más, hacerlo por separado.
  • Barra de chocolate = 1 (una) que pueda dividirse fácilmente en cuatro o cinco porciones. (una barra por niño, se entiende)
  • Minutos de la calidad "no tengo nada mejor en qué perder el tiempo" = 7 (siete) aproximadamente
Metodología:

En un ambiente libre de otros estímulos, se toma la barra de chocolate, separando una porción correspondiente a la cuarta o quinta parte de la totalidad.
Se le presenta al niño indicándole: "Podés elegir entre comer éste pedacito chiquito ahora o toda la barra de chocolate si esperás cinco minutos".

Resultados:

Teóricamente, los investigadores concluyeron que los niños hasta aproximadamente los cinco años de edad preferían el trozo chiquito ahora y no esperar cinco minutos para obtener una satisfacción mayor

Nuestra experiencia:

Obviamente, mi hija genio no es, y a mucha honra. Por supuesto que eligió comerse el trocito ahora y no esperar cinco minutos para poder comérselo entero.
Lo que no figuraba en la investigación: a los dos minutos viene con su mejor cara de angelito de tres años y ocho meses (que dudo que conserve hasta los cinco años), me señala el resto del chocolate y con la voz más dulce del mundo, como corresponde a la ocasión, pide "¿me lo das?"

Conclusiones propias:

Si MC hubiera tenido cinco o más años, hubiera tenido que esperar cinco minutos para comerse todo el chocolate. En este caso a los tres minutos con suerte quedó el envoltorio. ¿Quién es más inteligente?
A esta altura comienzo a pensar que se trataba de demostrar no tanto la inteligencia del niño, sino la crueldad o la incoherencia de los adultos. Porque supongamos que el niño elige el "un poco ahora" y no el "todo dentro de cinco minutos". Pero pasados igual estos cinco minutos, ¿lo dejan al pobre chico suspirando por más chocolate? ¿O se lo dan igual, con lo cual el nene llega a la conclusión que de nada servía el experimento, como le sucedió a MC?

Quien posea los materiales requeridos y tenga ganas de experimentar, que cuente que se leerán muy atentamente los resultados.

viernes, 12 de marzo de 2010

Tsunami personal

Creo que desde que empecé a escribir en este blog, aproximadamente una vez por mes me quejo de mi trabajo en ocho idiomas (y eso que ni de casualidad hablo esa cantidad de lenguas). Con regularidad planteo mis ganas de renunciar y me descargo sin piedad contra la gente que por allí me encuentro casi a diario. En realidad, si lo pienso seriamente creo que decir que me quejo una sola vez por mes es ser demasiado clemente conmigo misma, pero dejémoslo ahí.

Antes que nada algunas aclaraciones:
A) Este post va aburridísimamente en serio.
B) Sigo con dolor de no-muelas, así que no debo estar pensando con total lucidez.
C) Incluye algunas cuestiones que podríamos denominar políticamente muy incorrectas (PMI a partir de ahora). Pero uno no decide qué sentir y qué no, aunque nos hayan enseñado que nuestros sentimientos siempre deben ser de lo más humildes, nobles y caritativos posible. Total (y sin ánimo descalificar a mis fieles lectores, sino todo lo contrario) me lee muy poca gente y me sirve de terapia gratis.

Desde hace unos días estoy con la idea de renunciar. Sí, ya sé que esto en mí es más largo que el cuento de la buena pipa (¿se acuerdan?) pero algo sutilmente ha empezado a cambiar, por eso escribo. Cuando digo "hace algunos días" es que no puedo precisar cuándo fue que empezó a madurar esta idea. Tal vez fue con los cables pelados pre vacaciones, o durante las vacaciones, el primer día de trabajo, el lunes pasado, ayer, hoy o no lo sé.

A diferencia de las veces anteriores no es que me agarra una gran bronca de dimensiones colosales y consecuentemente las ganas de mandar las cosas adonde ya todos se imaginan dónde; no hubo ningún enfrentamiento, escándalo o escena de telenovela centroamericana (al menos hasta hoy) sino una serie de pequeños eventos, incidentes y actitudes; probablemente imperceptibles para los demás, que van madurando la idea.

Esto es algo que me gustó, y me sorprendió gratamente porque no soy de tomar decisiones importantes de forma impulsiva, y tal vez por eso la idea de "doy un portazo y me largo" por más que me sedujo mucho en diferentes ocasiones que lo ameritaban, no terminaba de cuadrarme y por eso siempre terminaba por comerme la bronca y todo seguía como si nada hubiera pasado, al menos en apariencia.

Este es un listado de "esas pequeñas cosas" que le van dando forma a la idea del gran salto al vacío (precisamente para que al final no termine sintiendo precisamente eso):

1.- Me revienta (primera expresión PMI, pero vaya uno a encontrarle un sinónimo exacto!) ser invisible. Que el detalle de la compra de calzones color naranja sea más importante que cualquier cosa que yo tenga para decir me resulta insoportable (y si espero turno para hablar no es para comentar el color de los calzones porque por suerte para matarme de risa con ese tipo de conversaciones me sobra gente) . Y peor que eso (sí, hay peor) no te podés enojar porque o sos muy sensible, o nada te viene bien o sos vos que no sabés hacerte un lugar para preguntar las cosas (pero no vayas a interrumpir la conversación acerca de calzones color naranja, por favor!). Más aún (sí, también hay más aún) tengo que contar hasta un millon setencientos cuarenta y dos mil para no explotar de la bronca cuando finalmente te escuchan con cara de aburrimiento o de favor y te despachan con once palabras en dos segundos.

2.- Me siento muy incómoda estando en el limbo éste entre sueldo, escritorio y categoría de plebe y varias responsabilidades de plana mayor.

3.- Tengo un esbozo de respuesta a la gran pregunta, tanto tiempo sin respuesta, de "¿Por qué sigo (y sigo) en este trabajo-situación-condiciones a pesar de todo esto?" No, no es de masoquista (o al menos no enteramente). Me gusta lo que hago, más aún creo que a los clientes también les gusta mi trabajo. PMI que lo diga yo, lo sé, pero al menos es la devolución que tengo de su parte (si mienten no me hago cargo, je!). Ayer que no crucé más de cuatro palabras con algún personaje de mi sector, valga decir "laburo puro", me sentí muchísimo más relajada que cuando no hay trabajo y uno se ve obligado a cultivar relaciones que después te dan dolor de estomago; teniendo que asentir o compadecerte de los demás cuando, como decía en la entrada anterior yo no estoy para oficiar de psiquiatra gratis (y a esta altura supongo que se cae de maduro que más bien debería ser al revés, y ni pretendo que gratis) ni para hacer de mi vida privada un conventillo; aunque en un ambiente así esto es un tremendo error porque pareciera que sólo los demás tienen problemas y uno vive en una nube (y no aclaro de qué material la nube por no escribir otra cosa muy PMI). No soluciono demasiado mi situación actual con esta respuesta, pero siempre es lindo tenerlas. Además esto me permite seguir quejándome tranquila sin que el entorno (familiar sobre todo) me presione con un rápido y fácil "largá todo y listo".

4.- En este mundillo (no sé si exclusivamente donde yo trabajo o en todo el planeta laboral) las cosas se obtienen chillando y pataleando. De esas habilidades yo tengo muy poco y a esta altura ya es muy difícil que las adquiera. Y de todos modos, aunque aprendiera, después no estaría feliz de haber obtenido logros de esa manera, por lo que tampoco me serviría demasiado.

5.- Volviendo a las cosas buenas, hay gente fuera de mi sector que aprecio muchísimo (en mi sector a los que aprecio realmente los cuento con los dedos de una sola mano y me sobran). Si el aprecio se convierte en amistad sólo puede saberse una vez que no nos une ninguna obligación. A las pocas personas de mi trabajo que puedo llamar amigas sé que no las voy a perder, aunque se extrañe la cotidianidad. A las otras la verdad en este momento me daría mucha lástima perderlas. Pero creo que vale la pena hacer la prueba y terminar de ver quién queda de cada lado. Y de todos modos, aunque las pierda, tampoco es el fin de mundo.

6.- A diferencia de lo que me pasaba hasta ahora, no me parece cuestión de vida o muerte conseguir otro trabajo antes de renunciar a éste. Ojo, me sigue dando un miedo terrible estar todo el día en casa. Supongo que es el famoso miedo a lo desconocido porque nunca estuve en tal situación por más de tres meses; y siempre con perspectiva de algo. También me encantaría que mi salida fuera más elegante, estilo:"conseguí un puesto mucho mejor (va para ustedes plana mayor que a la hora de la verdad no dan ni dos centavos ni por quien porta estas dos manos que al menos saben teclear con todos los dedos)"; pero ya no lo considero condición sine qua non para renunciar (digamos que en este punto no hubo demasiado progreso, pero ya decía que la idea va madurando, no que está madura).

7.- Estuve probando EL PODER, así con mayúsculas, vale decir: me tomo mis libertades porque no tengo miedo que me echen, y debo decir que me gusta. Y eso es peligroso.

8.- A esta altura lo pienso y lo sigo pensando, y aún así no puedo siquiera imaginarme una propuesta que me dejara feliz para seguir trabajando en este mismo lugar, y eso que yo dejando volar la imaginación para cosas imposibles soy especialista. Por ejemplo hasta hace dos años no hubiera dudado que un ascenso era más que suficiente. Ahora ya no, porque el daño ya está hecho; y porque aunque me lo ganara por mis propios méritos tendría que soportar años y años (tantos como los que le faltan para jubilarse) la sonrisita de chino mandarín de la gerente pidiendo agradecimiento como si me hubiera hecho un favor personal que le costó tres dedos y acostarse con media población de personal jerárquico.
Bueno, pensándolo bien si obtuviera un puesto por encima de mi gerente tal vez sí estaría más o menos feliz, pero digamos que a pesar de toda esta movida interna aún no emepecé a alucinar ni a delirar (tal vez no falte tanto, pero les aseguro que todavía no).

9.- Estoy trabajando en la idea de que no sería en vano estar más tiempo en casa, (no sólo físicamente sino con la cabeza puesta ahí también) por más que MC sea más grande y ya vaya medio día al jardín, y el año que viene o el próximo todo el día. Eso no va a borrar de un plumazo la mochila de arrepentimiento que tengo por no haber renunciado cuando ella tenía tres meses y no tres años, lo sé, pero mientras me siga arrepintiendo voy a sumar carga a la mochila en vez de restarla, y mientras el tiempo sigue pasando.

10.- Soy posesiva con mis laburos, con los clientes con los que trato, en la relación con profesionales de otras areas que trabajan conmigo, con el lugar que me supe conseguir en general. Pero de un tiempo a esta parte no me quita el sueño que alguien más ocupe lo que considero mi espacio.

11.- Estoy cansada de viajar, aunque sea en auto. Cansada de tapar con maquillaje las ojeras en vez de tener tiempo libre para curarlas desde adentro. Cansada de estar tan cansada hasta para dormir. Cansada de estar cansada, aunque me encante la siesta. Cansada.

12.- A veces siento que los demás avanzan y en cambio mi carrera está más estancada que el gobierno de los Kirchner. Y no es sólo el sentimiento de inferioridad (que es horrible, para qué negarlo) sino que, nuevamente muy PMI que lo diga yo, pero todos quieren la chapa y nadie laburar. Y yo, que no concibo tener la chapa sin laburar, aunque más no sea porque soy malísima sacando cosas de la galera y necesito todo con vienticinco fundamentos como mínimo; soy la que no llega a hacer las dos cosas: trabajar y consecuentemente lustrar la chapita. Claro, desde afuera si mostrás lo segundo se presupone que también hiciste lo primero, pero eso pasa muy pocas veces; y la verdad también estoy un poquito harta de hacer más de lo que me corresponde, aunque me guste (el trabajo, se entiende, no tapar agujeros)

13.- Estoy cansada de esquivar dardos. No sé si iban dirigidos intencionalmente a mí o es de casualidad pero uno no puede menos que sentirse tocado (cuando no apuñalado) cuando pregonan por ejemplo "la idea es que vayan rotando de actividades" cuando yo considero (y no sólo eso sino que hasta planté bandera al respecto) que es un toco y me voy inútil; y que lo único que pretende la plana mayor con esto es que nadie se especialice en nada y no les roben ni un mílimetro de cartel. Aunque haya trabajos que no quieran o no sepan hacer.

14.- Me cansé de la hipocresía. De plantear todo utópico en las reuniones, que todos nos ayudamos entre todos, nos adoramos y somos la familia Ingalls; pero cuando necesitás ayuda no encontrás a nadie o no podés pedirla porque te ponen una cara que en comparación la de un bulldog es el estereotipo de la amabilida; aunque tampoco es una opción echarlo en cara, porque "no te olvides que hablamos en la reunión que somos la familia Ingalls"... ahora que lo pienso, ¿Será que se olvidaron de aclarar que son todas Nellies y Harriets Olesons?

15.- Me muero de la curiosidad de saber si realmente todo esto es puro mobbing y yo recién me doy cuenta, con lo cual el día que anuncie que me voy no se les pueda despegar las sonrisas de las caras o por el contrario se me van a hacer las ofendidas y van a sacar otra vez el juego de la sortija, cual calesita (mirá que lindo, pero para la próxima vuelta recién) en un intento patético como hacen (o al menos ya han hecho conmigo) cada vez que empiezo con la misma cantinela. De más está decir que la sortija en cuestión ya está más gastada, pobre. Y ni siquiera es de verdad lo que es muchísimo peor.

16.- Es peligroso que uno mire a los cuarentones - cincuentones del trabajo y te parezca natural que estén hipertensos, pelados, ulcerosos y descuajeringados. Bueno, siendo mujer creo que pelada no me voy a quedar, aunque es increible la cantidad de pelo que vengo perdiendo estas útlimas dos semanas. Además, broncoespasmos mediante, también estas últimas dos semanas, consulta con el neumonologo (el bueno) indica que aunque no está del todo de acuerdo con la nueva vacuna para la gripe A, para estar en invierno en ambientes cerrados le parece recomendable. ¿Para qué exponerme a que me crezca un chancho adentro sólo por bancar tanta locura?

17.- Esta es una de las dos cuestiones que de alguna forma hicieron que reacomodara todo lo anterior y empezara a decantar la situación. Tal vez el VERDADERO motivo, mal que me pese. Es de lo más PMI, mezquino de alma, y que me da mucha vergüenza reconocer (pero total acá no me conoce nadie):
Hay un espécimen en particular que me hace doler el estomago de sólo verlo. Soy rencorosa, lo reconozco. Brevemente (si quieren saber más dirigirse a Julio de 2008) en ése entonces hubo un ascenso para el que había tres candidatas, quien suscribe una de ellas. La aquí presente estaba muy esperanzada, para qué negarlo, y no sin fundamentos; pero también calculando fríamente otra de las tres tenía más antigüedad, muy buen CV y un proyecto interesante. Una tercera no tenía nada. Bueno, sí un acomodo con la VP, pequeño detalle. Las cosas ni haría falta que se contara cómo siguieron: yo aquí, la otra se asqueó y terminó renunciando al poco tiempo, y la tercera se calzó unos zapatos que le quedan ochenta números grandes (y encima tiene el mal gusto de elegir los de Sarkany).
El hecho que este espécimen pudiera considerarse persona de mi amistad hasta ese momento y después te clave el puñal por la espalda empeora las cosas en el presente.
Tal espécimen anunció hoy que está embarazada. Y la verdad creo que no me lo voy a bancar. Y a todo el resto haciéndole la corte muchísimo menos. Tengo cero tolerancia para escuchar cualquier detalle de su vida privada, pero esto directamente sé que me va a lastimar.
Y cuestiones personales aparte, no es que me molesten todas las embarazadas, nada que ver. De hecho, creo que es en este punto que uno puede terminar de separar las personas que a uno realmente le importan (o le importan bien) y las que no. De hecho una de mis mejores amigas quedó embarazada en uno de mis momentos más flacos (y no de cuerpo precisamente) y pude (y me dejaron) estar cerca en cada uno de los momentos más importantes del que se convirtió en mi ahijado. Suspiro con la posibilidad de ser tía ahora que mi hermana (finalmente) dejó entreabierta la posibilidad que tal vez no es del todo imposible que MC tenga primos. Y así con tantos otros embarazos cercanos o que nos rodean, y que logran arrancarme sonrisas de las de verdad; independientemente de mis ganas insatisfechas de más bebés de aquí a un tiempo largo o para siempre. Sólo que en este caso me parece que no es justo; o no sé. Pero no quiero.

18.- Lo segundo que me terminó de mover el piso, algo muy PMI que le suceda a quien suscribe: casi me olvido de uno de los cumpleaños más importantes para mí. Cada vez que le pasaba a Homero o a alguno de sus sucedáneos, pensaba que era una exageración, que era imposible. Y ahora casi me pasa, todavía no entiendo bien cómo. Tal vez sean las pocas (nulas mejor dicho) ganas de festejar. Igual (palo para la suegra) a quién se le ocurre tener un bebé en una época tan complicada del año como el fin de las vacaciones - inicio de clases?

19.- La prueba final de que la idea está definitivamente instalada en mi cabeza es que si bien las posibilidades de que alguien del trabajo encuentre este blog son mínimas, al ser público esta situación es totalmente factible. Y creo que no me importaría gran cosa que ocurra.

Para no coartar la libertad de expresión dejo abiertos los comentarios aunque no espero que nadie lea por completo semejante manifiesto. Creo que en tiempo neto (porque la fui escribiendo entre llamadas de teléfono, conversaciones por msn, preguntas del estilo de "¿No compraste yogur de durazno?" y demases) me llevó más de una hora. Así que sí, definitivamente, y como buen ejercicio de "juguemos a que no tengo más sueldo" con esto ahorro en terapia (Ojalá fuera cierto)

sábado, 6 de marzo de 2010

Insoportable



Estoy en stand by, con un dolor de no-muelas que no me deja ni pensar.

Ni Clinadol Forte ni Dolten SL ayudan demasiado y después de eso ya no sé qué sigue (se aceptan sugerencias, es públicamente conocido que mi umbral de dolor se perdió por algún subsuelo y que no tengo reparos en tomarme una farmacia entera para combatir el dolor, para qué sufrir).

Al primero que me vuelva con esto de que el cuerpo humano está perfectamente diseñado le daría con un dolor de no-muelas de juicio por la cabeza. Porque precisamente, ¿En qué cabeza cabe que la mayor parte de la población no le entren los terceros molares en la boca? ¿Cuántos millones de años de evolución faltan para que los nuevos seres vengan con sólo ocho molares?

Por lo menos entendí un poco más a la gente que se decide a estudiar odontología, algo que siempre había escapado de mi comprensión. No hay que hacer demasiados cálculos para pensar que si a casi todo el mundo hay que sacarle cuatro muelas como mínimo, la salida laboral está más que asegurada.

Por otro lado, ser odontólogo tiene una ventaja adicional: Es muy raro que necesiten pagarle a un psicoanalista, terapeuta, psiquiatra o afines. ¿Nunca les pasó de estar en el dentista y sentirse un poco los psicólogos de sus dentistas? Éste despliega toda su verborragia y uno sólo tiene dos opciones, ambas muy psico-profesionales: o no lo escucha o tiene veinte cosas para responderle, pero considera que de momento es mejor no decir nada. Para mayores similitudes, fíjense que éstos con su típico "no te preocupes que no va a doler nada de nada" nos mienten tan descaradamente como un paciente a su terapeuta. Y a todo esto, como si el terapeuta (en este caso nosotros, los simples mortales cuyo más elevado conocimiento odontológico consiste en saber lavarse los dientes con bastante propiedad) fuera tan inocente y no se diera cuenta.

Me pregunto si los dentistas cada vez que reciben a un paciente también pensarán "¿de qué le puedo hablar hoy?", o "será muy incómodo que casi ni hable en toda la consulta" o mejor aún "no veo la hora que llegue algún paciente que estoy con este tema que me tiene tan angustiado y necesito urgentemente que alguien me escuche".

De todas formas convengamos que peor sería tener que hacerle de dentista a nuestro psiquiatra-psicologo-psicoanalista-terapeuta (o hasta cura confesor diría). No es por piedad hacia éstos últimos, porque bien que también saben hacer sufrir, sino sólo porque representaría muchísimo más trabajo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Se solicitan con suma urgencia...

... otras vacaciones como éstas:


Segundo día en Buenos Aires y primero de rutina. Definitivamente estas postales parecen de otro mundo y no de hace pocos días y escasos 340km:


MC espiando al sudeste (o creo que es al este más bien)

"Maaaaa, el barrilete se está metiendo en el cielo!"
Y volando, volando feliz
Yo me encuentro mas alto
mas alto que el sol
Y mientras que el mundo
se aleja despacio de mi
Una musica dulce
tocada solo para mi
"Mami, mirá lo que están comiendo abajo"
(hay un restaurante, nos conocimos toda la carta antes de ir).
"Uy, se les escapó el perro!" (y para atraparlo otra que el coyote y el correcaminos)
Mejor que Disney Channel, Cartoon Network y Discovery Kids todos juntos.


Mi versión más aproximada de la felicidad:

Sobran las palabras.


"Mi versión más aproximada de la felicidad" by María Clara:

Nótese su actitud (aprendida de vaya a saber quién...) de "tengo visita y me importa tres pepinos"


Y "Mi versión completa de la felicidad" by María Clara:


"Aaaaaah, ahora sí"

Nunca vi a nadie con semejante destreza para quitarse medias y zapatos en menos de tres segundos.


Recital de Axel, desde nuestro balcón (literalmente, estaba para sub-alquilar los balcones):

Sí gente, hasta hace diez días no tenía mucha idea de quién era Axel. Como dicen, Dios le da pan a quien no tiene dientes. Para nosotros fue mucho más divertido ver cómo armaban y desarmaban el escenario y observar los malabares que hacía la gente para estacionar que el show en sí.
Sé que soy de terror sacando fotos, pero no me interesaba Axel (igual se nota, al piano) sino el fenómeno... y bueno, no es que yo las haya sacado movidas sino que aunque lo solicité amablemente, la gente no se me quedaba quieta!

El avión de NISUTA, de lo más divertido del verano:
(El video no me pertenece y no se escucha demasiado bien, pero es comiquísimo)



Por si no se escucha, dice más o menos así:

"NISUTA es co-nec-ti-vi-daaaad
Los productos NISUTA son los principales ayudantes deeeeelllll modernoooo hombre cumputadorillllll...
Aquí el avión
Cuando escuche la palabra NISUTA piense en conectividad
"Rimbember mai neim"
NISUTA: El Modem i-na-lam-bri-co que no se rommmpe ni por put@&$%aaaaaaa
Recuerde ponerle protección solar a los pebetes!
NISUTA..."

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Para terminar y siguiendo con los auspiciantes, agradecemos:

- A los carnets de Osde por haber permanecido en sus puestos (no vieron la luz del sol). La salud ante todo, como dicen.
- A todos los limpia vidrios (fundamentales) y mucamas por hacer que el nido esté más que habitable (de más está decir que con los cables pelados que tenía al llegar, de otra manera hubiera sido imposible comer o vivir en un lugar decentemente limpio) y al lavadero de enfrente (y a nuestra ropa, por haberse bancado semejante tratamiento)
- A los shorts, las bermudas (aún en su versión "hace frío y me lo pongo igual aunque con una campera arriba"), a las remeras, musculosas y chombas; al pelo recién lavado que no pide secador ni planchita. A las havaianas y zapatillas por estar incondicionalmente (y a los pies descalzos también, como se ha visto). A los tacos por haberse tomado vacaciones junto con nosotros.
- A Tante, La Távola, Viejo Lobo, La Carreta, Paxapoga del Mar, Benito Durante, La Casona de Tío, Los Alamos, Tatú, La Jirafa y Gretel por habernos alimentado durante más de la mitad de nuestra estadía.
- Al clima por haberse portado considerablemente bien.
- Al tiempo, que a pesar que nos hizo trampa y pasó mucho más rápido que lo que marcan los días, horas y minutos, en lo cotidiano, no nos hacía apurarnos y vivir a las corridas.
- A Anthelios y a Dermaglós por habernos cuidado tan bien del sol.
- Al centro comercial, por estar tan igual que antes que no daban muchas ganas de ir a despilfarrar demasiado.
- Fundamentalmente, a toda la gente que tuvo la amabilidad de instarse en la playa frente nuestro, de estacionar su auto al costado, de "dar la vuelta al perro", etc, y entretenernos todos los días.
- Y por supuesto, al mar, que como bien observó MC, nunca se queda quieto ("Mami, ¿el mar no se cansa?". "Pa, ¿El mar cuando se va a dormir?") La verdad, quién tuviera esa energía.


¡Ya te estamos extrañando! Ojalá volvamos a verte pronto.

Y ojalá también yo pronto recupere la capacidad de hilvanar cuatro palabras en una oración, o voy a tener que empezar a meter fotos hasta de mis dedos meñiques para hacer posts, y peor aún para visitar otros blogs (igual ya voy a ir pasando, se extrañaba eso también).
Lo que también es grave porque acabo de perder la mitad de mi juicio (bueno, sólo la parte dental) y se supone que no tengo que hablar más que lo imprescindible.