domingo, 31 de octubre de 2010

My very own Halloween

Se supone que es hoy, pero no, yo pasé mi "noche de terror" y por duplicado, como si fuera poco, así que espero no repetir.



Yo era de esas madres que se vanagloriaban de no haber tenido la experiencia de que su bebé se caiga de su cama. Ni de la cama, ni de ningún otro lugar similar, ni ningún otro golpe en la cabeza que recuerde, y para que precisamente yo no lo recuerde definitivamente tiene que haber sido muy suave. Como decía yo era una de esas personas. Ya no; pero curiosamente no porque María Clara se haya caído de ningún lado.

Cuando un hijo, menor o única como la mía, pasan la barrera de los dos años y luego se van acercando a los cinco creo que no es muy desubicado pensar que las épocas de ir a la guardia a las tres de la mañana una vez por mes (o semana) ya van quedando en el olvido. Lo que uno, o yo por lo menos, no toma en cuenta es que a medida que decrecen las visitas a la guardia a horas insólitas, inversamente proporcional es la medida en que crecen las urgencias por parte de nuestros padres.

Jueves 2:17 de la madrugada. Mi madre: "Aaaay tu padre acaba de caerse". Situación: Marido en Brasil, Hermana en algún recóndito rincón sudamericano donde es imposible detectar la menor señal de telefono celular (y su jefe sigue coqueteando con la idea del teléfono satelital sin llegar a concretar nunca); Hija durmiendo plácidamente.

En otro momento hubiera reaccionado de distinta manera, pero recordemos que estabamos sugestionados por los recientes hechos, así que la única opción posible me pareció ir. A pesar que no soy médica (justo yo!), mi madre bien puede llamar a un servicio de emergenicas y aunque me demore diez minutos como mucho a esa hora; si uno no puede llegar en diez segundos es casi lo mismo diez minutos o ciento diez. En un instante uno termina de entender que ya no sólo es hija de sus padres sino también progenitora... sin preparación y con unos padres-hijos cuales díscolos adolescentes.

Alzo a mi hija totalmente dormida y en esos escasos dos minutos entre sacarla de la cama y subirla al auto voy pensando qué grande que está MC: ya está grande para que yo la lleve en brazos; y también para sacarla a la calle en pijama.

Afortunadamente cuando llego lo encuentro totalmente conciente y casi incorporado. La parte desafortunada de esta misma situación es que a mi madre se la ha pasado el susto y ahora relativiza la urgencia de ver a un médico: "y cómo lo vamos a llevar..." (escuchaste hablar de auto? me acabás de hacer venir en uno... y si es necesario hasta en carretilla) "pobrecito, a ver si lo internan" (porque el resto de la gente, incluyendome, se internan por gusto nomás); "esperemos que se haga de día y hablo con los médicos de él". Sería el susto que traía encima, o tengo que reconocer que con mi madre no puedo, pero como sea la cuestión es que le hago caso.

Fueron cinco horas literalmente de terror, pensando permanentemente que algo podía pasar, que si se dormía podía no despertarse, que tenía nauseas, tratar de mantenerlo despierto cuando está más fastioso que un recién nacido. De hecho me ponía a pensar y ni cuando nació MC estuve una noche entera constantemente a su lado aunque fuera para controlar que respirara.

Llega la mañana y pareciera que los fantasmitas se esconden, todo parece relativamente normal. A las siete y media mi madre se decide "bueno, mejor llamamos a la emergencia no?... pero mejor esperá a ver si vienen en seguida, mejor primero me baño" (tuvo cinco horas para bañarse).

Por supuesto que si alguien se cayó hace cinco horas y recién llamás ahora, lo menos que le van a dar es prioridad. Vino una doctora, que al menos parecía haber festejado ya su trigésimo aniversario de vida, y fue más o menos como si hubieramos recibido visitas: que si le dolía se tomara un paracetamol, o un ibupierac (si esto es lo mejor que puede hacer, apuesto que de analgésicos sé muchísimo más que ella). Moraleja: No volver a pedir médico a domicilio.

El día transcurre con relativa normalidad, llego a trabajar casi al mediodía, MC al jardín un rato antes. A la tarde me hacen una observación muy curiosa cuando cuento el episodio: "Me parece que tenés algunas dificultades en ponerle límites a tu mamá" (¡Absolutamente cierto!).... Y gente que entiende un poco me indica que definitivamente es algo para controlar al menos. Vuelvo a casa de mis padres a la hora de la cena. Mi papá no ha comido nada en todo el día. Con sólo ése síntoma es motivo para que vaya directamente a terapia intensiva. Además de todo, casi en ayunas tiene la glucemia por las nubes y un poco de temperatura. La cabeza le sigue doliendo en lugares insólitos.

Esta vez sería el cansancio, o defenderme de lo indefendible, pero otra vez cedo a los razonamientos de mi madre "y... a esta hora en la guardia qué van a hacer..." (una tomografía, por ejemplo), otra vez el "pobrecito, a ver si lo dejan internado por cualquier cosa" (sí mami tenés razón, con golpe en la cabeza o sin, en esta familia motivos de interación nunca van a faltar, está a la vista) que en definitiva "después de este tiempo se hubiera visto si era algo grave" y finalmente cede en "mañana a la mañana si sigue así lo llevamos".

Otra noche de terror, al menos intentamos dormir por turnos.

Amancece, me apresto para la famosa visita a la guardia. Mi madre amenaza con no cumplir su promesa, finalmente decide desempatar. A eso de las 7 (AM!!!) llama a su médico de cabecera (si, evidentemente mi madre no tiene demasiados reparos en cuanto a horarios con ciertas personas, especialemnte si son médicos o hijos suyos) a quien hace unos tres años demonicé totalmente al punto de llamarlo "el muñeco maldito". Esta vez me dio la mano, y ordenó una tomografía para ya mismo (o para ayer, mejor dicho).

De nuevo la luz del día hace que se escondan los mosntruos: mi papá parece de mejor ánimo, no tiene fiebre y la glucemia está volviendo a sus parámetros normales; hasta el dolor de cabeza parece haber cedido un poco.

En menos de una hora desde que llegamos a la guardia, lo ve el médico, le hacen la tomografía y vuelve. En el interín , observamos de reojo el funeral de Kirchner y hacemos planes para la tarde: conversamos sobre algún restaurante donde podríamos ir a almorzar (después de esas dos noches, pensamos que lo merecemos) , y que si papi se siente bien, mi mamá también tiene ganas de ir a la fiesta de Halloween del jardín.

La ilusión duró pocos minutos: en seguida nos llama el jefe de guardia y diagnostica: Fractura de craneo (a la altura de la parte superior de la cabeza, no recuerdo el nombre), Hemorragia Subdural aguda, o sea para decirlo menos elegante, sangre en el cerebro, y también en no sé qué ventrículo y en la cisterna magna (vieron cuando alguien dice "no sé qué tenés en la cabeza?" Definitivamente creo que la mayoría no tenemos la menor idea, o acaso cuántos sabían que dentro de nuestro cuerpo, y en la cabeza precisamente, tenemos una cisterna?).
A veces no es tan hermoso tener razón después de todo.

Conducta: Internación en terapia intensiva y consulta con neurocirgía (y atención del ataque histérico de mi madre, por supuesto).

A partir de ahí, una rutina que lamentablemente conocemos bastante bien: visitas dos veces por día, con un intervalo insuficiente como para hacer algo productivo entremedio, pero que se interminable esperando allí mismo. Muchos sillones, muchos televisores que no dejan de transmitir el cortejo fúnebre de Kirchner. Seas ultraoficialista o el más acérrimo opositor creo que es lo menos indicado para poner en la sala de espera de una terapia intensiva no?
Informes médicos exiguos, por no decir nulos, familiares que salen llorando, las cosas de las que te vas enterando por conversaciones telefonicas de allegados de otros pacientes.

Hoy ya pasamos a nuestra conocida terapia intermedia. El clima es otro y se nota, casi parece una habitación en sala común y aunque parezca un detalle insiginificante eso ayuda y mucho. De todos modos hago un recorrido visual por todas esas pseudo habitaciones, relacionando internación con número de habitación y me doy cuenta que tristemente sólo en esa terapia intermedia mi padre ha ocupado en alguna ocasión las dos terceras partes de las habitaciones (espero que no haga cartón lleno!)

Lamentablemente a los médicos de guardia se ve que les han enseñado un sólo diagnóstico: "Está estable".
Estos dos últimos hechos los leemos como algo positivo y esperamos que no sea necesaria una cirugía.
Pero ya nos pasó una situación bastante similar, de esperanzarnos el fin de semana y el lunes encontrarnos con un baldazo de agua fría.

Por eso repito: Ya tuve suficiente halloween por este año. No necesito otro. De hecho la única parte linda de Halloween, la fiesta en el jardín, me la perdí. Algunas veces está bueno esto de haberse casado con un hijo único, no es lo mismo pero hasta mi suegro fue a la fiesta, algo que escasamente debe haber hecho con su propio hijo.
Mientras tanto en el jardín ya mandaron las preliminares del Kinder Play anual a fin de año, a K3 le toca animalitos de no sé qué ecosistema africano y en lugar de preguntarme cómo voy a disfrazar a mi hija para su acto de fin de curso me pregunto de qué me voy a disfrazar yo para llegar a fin de año.
Cuando coqueteo con la idea de tener otro hijo, y me doy cuenta que escasamente puedo con mi hija y mis padres me pregunto en qué estaba pensando... la expresión no es la indicada pero momentanemaente tengo vedadas otras tales como "no sé qué tenía en la cabeza" o "me rompi la cabeza pensando...".

Al menos si me parezco a mi papá tanto como dicen, se ve que en definitiva tan cabeza dura no somos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Como un GPS Argentino: Recalculando


Precisamente el día en que estamos
recalculando datos estadísticos nacionales,
creo que también se ha producido un importante
golpe de volante en el destino político del país.


Como siempre digo, no podría ser periodista: con tanta competencia para escribir sobre la noticia del momento jamás podría dar una primicia ni escribir nada interesante u original.
Pero como no soy periodista...

Hablando de casualidades numéricas como en la entrada anterior, tal vez no todos recuerden pero Cristina Fernández de Krichner ganó las elecciones un 28 de octubre de 2007. Casi igual a
hoy. En qué extremos te puede poner la vida no? Me imagino que Cristina recordaría esa fecha casi como su cumpleaños y ahora...

Creo que también para casi todos, o al menos los que como yo que no tienen demasiada claridad política en su pensamiento, kirchneristas o acérrimos enemigos, pasando por los más absolutamente indiferentes sentimos este extraño clima de incertidumbre.

Casualmente en los días que se festejaba el bicentenario estaba en una cena donde había un colaborador muy cercano de un diputado, y varios miembros más de mi familia (que hay de las más diversas corrientes e ideologías políticas). Ante tal panorama no es raro que conversaciones de esa índole terminen en intercambio de ideas poco felices. Sin embargo por una vez todos coincidíamos en algo: A un año y medio de las elecciones era absolutamente imposible pronosticar siquiera los candidatos. Todos hacíamos el paralelismo que en noviembre de 2001 casi nadie había oído hablar de Nestor Kirchner, y dieciocho meses después era presidente. Precisamente ganaba las elecciones hace siete años y medio. Raro.


Individualmente, recuerdo el período de la elección de Nestor Kirchner y su asunción como periodos de grandes cambios para mí (comenzaba a trabajar en el sector donde estoy ahora, por ejemplo).
De la elección y asunción de Cristina tengo un recuerdo que fue una etapa bastante difícil a nivel personal.

Supongo que no es raro entonces que hoy me sienta particularmente inquieta. Definitivamente necesito un GPS para la vida.

domingo, 24 de octubre de 2010

Shocked

No sé si alguna vez hice algún comentario sobre la tendencia a acumular papeles que tenemos en esta familia.
Sí estoy segura de haber hecho mención de la locura que suele atacarme respecto de las fechas y sus significados.
Estoy bastante segura de haber concebido a María Clara hace exactamente cinco años un 24 de octubre de 2005 (era un lunes más precisamente... qué ganas).

Hace unas semanas atrás mi madre, en un renovado intento de domar sus pertenencias para que ellas no terminen de invadir toda su existencia, se encuentra con un papelito en apariencia insignificante y lo guarda para mostrármelo más tarde.

Era la primera prueba oficial de mi existencia, el resultado de una prueba de embarazo de laboratorio con un sello grandote que rezaba POSITIVO. La fecha: 24 de octubre de 1975.


¿Casualidad? ¿Travesuras del inconciente? Vaya uno a saber.

Mi madre jura y perjura que fui un bebé buscado. Ahora saco las cuentas, y para ése entonces yo ya debía ser un buen bichito canasto de unas 8 semanas. No me queda más que concluir que mi madre era muy distraida o muy masoquista como para soportar un mes de incertidumbre.

Contrariamente María Clara fue un bebé sorpresa y me acuerdo hasta de su fecha de elaboración (para algo tenían que servir tantos viajes de trabajo).

En fin, debe ser una tontería, pero hace semanas que no salgo de mi asombro.

sábado, 16 de octubre de 2010

No nacemos de un repollo


A las pruebas me remito Sr. Juez:

1) Mi madre hablando con una de sus primas:

"Así que tu nietita M. ya cumplió un año.... pensar que no la veo desde el bautismo, va a hacer como diez meses, era tan chiquita todavía, decime una cosa, salió tan linda como la mayor?"

No ma, "esta es un adefesio" te va a contestar.

2) Mi madre mirando "El imbatible Kids":

Madre: Que gane la 4!
Yo: Pero la 2 está respondiendo mejor!!!
Madre: Pero la 2 es fea!
Yo: Pero no es un concurso de belleza!!!! Es de conocimiento e inteligencia
Madre: Por eso, si la 2 fuera inteligente se hubiera arreglado un poco para ir a lo de Susana. ¿Cuántas veces se piensa que va a tener la oportunidad de estar con Susana?

3) La opinión de mi madre respecto de psicólogos, psiquiatras y afines:

"¿Pero con lo que le pagás cómo no te va a decir que tenés razón? El cliente siempre tiene razón"

4) Mi madre hablando por teléfono con una de sus hermanas:

"Tan lindo chico que es E. (nieto de esta hermana). Con razón G. (la novia) está tan simpática. Pero que se cuide E., a las chicas una vez que los llevaron al registro civil se les terminó la simpatía"

Por una vez me alegré de no haber sido simpática nunca. Al menos me casé con un hombre inteligente.
Podría seguir, pero me tengo que ir a buscar a mi hermano varón perdido, porque es imposible que un comentario así provenga de una mujer que tiene exclusivamente descendencia femenina (dos hijas, una nieta).


Quienes me conocen un poquito ahora pueden comprobar que efectivamente de algún lado salí. Y así todos, así que mañana no se olviden de saludar a su mamá en su día. Especialmente porque el día que no esté seguramente la extrañaremos horrores. ¿Quién nos va a hacer divertir así entonces?


Mi hija tampoco nació de un repollo. Para no inundar el blog me circunscribo a un sólo hecho: tengo a mi hija más adiestrada que si fuera un ovejero alemán. Esta mañana ya me hizo el primer regalo para el día de la madre (el segundo, en realidad pasa que el primero me lo compré yo sola y ella todavía no se enteró; fundamentalmente porque si se llega a enterar me lo roba!):
Esta mañana me encontraba sumida en medio de un caos gastronómica para la celebración de mañana (no, nada con repollo). Permanentemente María Clara quería meter mano y yo ahí atajando, hasta que se cansó y prometió portarse bien, pero a cambio yo tenía que prometerle que "cuando sea grande me vas a dejar cocinar y lavar los platos A MI".
Sospecho si mantiene su palabra, en el futuro esta criatura y yo nos vamos a llevar de maravilla.


martes, 12 de octubre de 2010

Bill, sos un genio

Antes que un aburrídisimo post con mis andanzas durante las últimas tres semanas, mejor me agarro de un detallecito y listo. (Estoy siendo sintética, es peligroso).

Que Bill Gates es un genio, tiene un IQ elevadísimo, fundó microsoft y demás no es novedad para nadie, calculo. Pero dudo que tenga la capacidad para estar en cuatro lugares al mismo tiempo. Capacidad que tampoco poseo, pero a falta de giratiempos disponibles en este universo muggle, debo decir que me las arreglé bastante bien (menos un día). Perdón que lo haga por acá, pero esperaba que a mi regreso (al mundo real, no al blogger, faltaba más) alguien me elogiara esta cualidad; pero parece que es más admirable estar en medio lugar al mismo tiempo que en cuatro, así que aprovecho mi espacio virtual para tirarme flores yo sola y listo (A propósito, feliz primavera!)

Siguiendo con el tema Bill, resulta que finalizada mi primera semana de ausencia, o de locura (por el ambiente laboral digo, todavía no me internaron... sí, supongo que alguno si se percató de mi ausencia lo habrá sospechado, pero no, todavía no llegó el momento) mi jefa me pide encarecidamente que la releve en otro viaje (que iniciaba la mañana del día que yo volvía... por la noche! Por algo hablo de giratiempos).

Como a mí cuando me piden las cosas bien me pueden, en vez de un no seco lo maticé con una mentirita piadosa "es que no tengo ninguna portatil disponible para llevarme" (en una casa donde hay el doble de computadoras que gente... por suerte no conoce mi casa).

Ya estaba ahí yo creyendo que me hacía acreedora de "Avivada Anti Tiranismo 2010", con excusa tecnológica encima - nada de caer en algo tan trillado como maridos, niños, actos escolares o similar - cuando al día siguiente se aparece mi jefa con un coqueto bolsito de su propiedad "mirá, te presto mi laptop".
Apenas vi el bolsito maldije en nueve idiomas (cuando ni de casualidad los hablo) al tiempo que esbozaba una sonrisa, habilidad que uno ha adquirido a los largo de los años y que seguramente contribuirá favorablemente el día que me internen, como decía más arriba.
Seguidamente me dispongo a verificar su contenido y cuál no fue mi sorpresa al descubrir la manzanita. Mi primer pensamiento fue "¿y esto con qué se come?"

Y así emprendimos camino las dos. Al principio la miraba desconfiada yo; nunca me había atraído demasiado el universo Mac, por algo sería. Y lo peor, no tenía mucha fe en encontrar siquiera la forma de enviar un mail, no digamos cuestiones más avanzadas.
El primer día que la encendí lo hice con miedo, pensé en no usarla en absoluto, pero si teóricamente no tenía otra alternativa iba a tener que saber más o menos cómo se manejaba. Y cuál no fue mi sorpresa al sentir que por primera vez tenía un amigo del otro lado y no un tonto molesto (ni hablemos cuando el tonto en cuestión se llama Vista).

Así que ahora lo que no me entra en la cabeza es otra cosa: ¿Cómo pudo Bill Gates vendernos a la mayoría Microsoft cuando existe Apple?

Mi marido para consolarme habla de precios, de incompatibilidades con otros sistemas, que no son para argentos, supongo que en definitiva es para que no nos manden a una consulta de procreación responsable por el tamaño de nuestra familia virtual, especialmente porque el último integrante tiene pocos meses. Pero a pesar de todas las contras que pueda tener, hay que reconocer que este muchacho Bill es más genio de lo que yo pensaba, porque creo que es más fácil crear Leopard que hacer creer al 90% de la población que Windows es mejor.

Y como en definitiva yo me dedico a eso y no a la ingeniería informática no me queda más que reconocerlo: Bill, sos mi ídolo.

¿Les pasa seguido esto de admirar a algunas personas no por sus logros intelectuales, artísticos o laborales en concreto sino por la forma que tienen de hacer que parezca precisamente eso?

Y como el mundo es una gran paradoja, durante el primer viaje estuve en un sorteo donde tenía una posibilidad en 20 o 25 de ganarme un iPad. Que por supuesto, ahora que suspiraba por uno no gané.