de un lado:
y del otro:
(cesto de basura en primer plano. Se nota que las fotos no son lo mío)
Mi calle es de doble sentido. Por eso necesitaba ofrecer las dos perspectivas. Será por eso que me gusta, pero me irrita. Que apenas puse los pies en ella dije "aquí sí me gustaría vivir" pero a pesar de que transcurrieron siete años desde ese entonces, una parte de mí no renuncia a mi otra calle, la de mis otros 28 años. Es amistosa, pero también en estos últimos tiempos, demasiado amistosa con los amigos de lo ajeno. La distancia con la vereda de enfrente proporciona mucho aire y luz, pero también viento. Y además es difícil conocer al vecinito de enfrente. Puede llegar a ser incluso silenciosa en algunos momentos, pero a la hora "de los colegios" es como si uno viviera en medio de unos siete patios de recreo, aproximadamente.
No es ni angosta ni ancha. Por lo tanto, no es íntima ni abierta. Más de uno la considera una hermana menor de otra avenida cinco cuadras más abajo, pero como yo también soy hermana menor, no me molesta demasiado. Está muy arbolada, pero en otoño ya cansa.
En un radio de pocos metros concentra varias confiterías y heladerías. A veces se agradece y otras uno no para de repetir "no me dejes caer en la tentación".
De momento lo nuevo, lo mediano y lo relativamente antiguo conviven en armonía. Y la doble mano también. Esperemos que por mucho tiempo.
Y de yapa, mi cuadra es la de más arriba, pero también en mi calle, a pocas cuadras se encuentra esta iglesia, que yo considero algo así como salida de un cuento de hadas:
(La foto no le hace justicia)
Si quieren dar un paseo más largo Any los lleva desde su blog a otras calles.