domingo, 13 de julio de 2014

Panorama Mundial


Este no es el mapa distinguiendo a los mayores productores de sombreros de paja, ni mostrando los países con mayores recursos hídricos y mucho menos las regiones donde mejor se aprende química y álgebra en la escuela media.

Simplemente está señalando los países que más hinchas argentinos tienen, y cuáles más alemanes.
Desolador.

¿Por qué será que nadie nos quiere?  Porque a los españoles les estamos gastando un poquito a Messi, Masche y Di María?  ¿Porque los Italianos después de la guerra se refugiaron en Alemania? ¿Porque somos "Países Hermanos" (ni pretendo Brasil...  pero Paraguay, Uruguay?)

Pero pensándolo un poco mejor el panorama no es tan malo.  Para nada. Sino que es sumamente optimista.
Resulta que cuando fue la historieta de la mordida de Suarez, hablando con una uruguaya que trataba de defender lo indefendible, mi postura era que una exhibición deportiva de esta envergadura tiene que servir para marcar el ejemplo; no para enviciar conductas.  Al final, si no sirve para promover el fair play, aprender el espíritu de equipo, hacerle caso a un entrenador, a un referí, para qué sirve?

En la misma linea pienso: Si Brasil puede preferir que gane el equipo que la humilló, Francia y Argelia tampoco les guardan rencor por haberlos dejado afuera; si nos vamos más lejos, si toda la segunda guerra quedó olvidada repentinamente de un plumazo...  Si casi toda la humanidad tiene esa capacidad de perdón, y más aún, tan poco resentimiento;  entonces el futbol sirvió para algo...  para mucho!

Cada uno se hace cargo del grado de ironía que le imprime a los párrafos anteriores!


Ojalá los argentinos nos contagiemos, y si como marcan las estadísticas nos tenemos que volver con un más que digno segundo puesto, seamos capaces de mantener todo lo bueno que estamos diciendo del equipo y no darnos vuelta como una media en escasos minutos.  Yo no soy optimista, no creo que la copa se quede de este lado del atlántico, pero me super conformo no sólo con haber llegado a la final, me conformé ya cuando pasamos de cuartos.  No soy mufa (de hecho si me pongo muy optimista seguramente pierdan) ojalá que ganen, pero lo dudo mucho.  De todas formas para mí está más que bien.


lunes, 2 de junio de 2014

Smith & Wesson



Yo cumplí treinta años dos veces.  En realidad tres, si contamos en la que verdaderamente cumplí treinta. Considero que la primera vez que cumplí treinta fue en mi vigesimoctavo aniversario.  Así como en 1998 repentinamente me di cuenta que no faltaba nada para el nuevo siglo (a esta altura se habrán dado cuenta que no estoy hablando de tiempos cronológicos ni lógicos) el día que cumplí 28 repentinamente me sentí de treinta.  Hasta los veintisiete fui una feliz veinteañera (no me traumé demasiado con el tema de la maldición de los veintisiete...  será que nunca fui famosa!) y al día siguiente era una experimentada treintañera.  Creo que el factor que más incidió fue el hecho de darme cuenta que había miles de cosas que ya no iba a lograr antes de los treinta (aclaro: en el interín me casé y me embaracé...  espero que mis respectivos marido e hija no se me ofendan y entiendan que estoy hablando de otros aspectos).  La última vez que cumplí treinta fue a mis treinta y tres como contaba acá, y es el estar plenamente conciente de empezar a acordarte cosas que pasaron hace treinta años.  En el medio cumplí treinta, pero treinta en serio;  y creo que no me afectó demasiado.  Estaba embarazadísima, saliendo de una internación por amenaza de parto prematuro; peleada con mi jefa de aquel entonces (cualquier correlación entre los hechos no es mera coincidencia).  Estaba contenta, sí, pero entre que ya hacía dos años que tenía asumidos los treinta y que no era el mejor momento del embarazo (y que el mejor regalo que me podían hacer era ropa premamá) casi que descubro la fórmula para no sufrir la crisis de los treinta.  La patentaría, si fuera buena.
Y ahora resulta que mañana cumplo 38.  Estoy haciendo trampa y escribiendo un día antes, cuando salga esto va a ser mi pleno cumpleaños, el 2/6/2014 exactamente a las 23:05.  Se supone que uno va madurando y se va anticipando a las cosas.  Si algo sale $100 a los veinte alcanza con tener esos $100; a los treinta uno espera tener $150 aunque siga valiendo $100 y llegando a los cuarenta uno espera tener por lo menos $200; las tarjetas pagas, los impuestos en orden, y si nos descuidamos hasta una somera idea de nuestra situación previsional.
Pero resulta que más allá de toda esa madurez que puedo aparentar, aún considero que estoy a dos siglos de cumplir cuarenta.  Sí, ya sé, me faltan los mismos dos años que me faltaban de los 28 a los 30; estoy tanto o más peleada con mi jefa de ahora que con mi jefa de los 30, aunque en ese entonces estaba embarazada de siete meses y medio y ahora no estoy embarazada ni medio.
Creo que estoy en grave peligro de convertirme en una insoportable eterna treintañera....  pero el crecimiento de los desvaríos en los post de cumpleaños indican claramente lo contrario.
O quién sabe, por ahí, mágicamente como me pasó entre los 27 y los 28, mañana súbitamente me encuentro con que me siento de cuarenta. (Dios no lo permita!)

miércoles, 26 de febrero de 2014

Tiempo



Tiempo sin andar por acá.  ¿Qúe me pasó?  Nada.  De hecho no puedo creer que hace siete meses que no publico nada, para mí no pasó tanto tiempo.
O quizá pasó bastante cansancio y también bastante ombligo.  No, no el de la naranja y tampoco el de rascarse.  Sino tiempo de estar con uno mismo.  Leer mucho e ir mucho al cine.  En ese orden (el año pasado leí y este año me la paso en el cine; aunque la pasión por el cine ya había dado sus primeros indicios el año pasado y este año sigo leyendo bastante).
Si nos dejamos llevar por el calendario escolar el concepto de tiempo creo que es más confuso aún. Resulta que uno manda a sus hijos a la escuela para que adquieran algo de sabiduría.  Pero paradójicamente, lo mejor que les puede pasar a los niñitos argentinos actuales es, precisamente, no saber.  Bueno no tanto, pero resulta que al menos en casa la indignada de que empezaron las clases tan pronto y que hubo tan pocas vacaciones soy yo, no María Clara.
Tal vez dos meses de vacaciones no suenen a tan poco; pero yo hacía la siguiente cuenta:  María Clara terminó las clases el 20 de diciembre (al menos oficialmente aunque la ultima semana fue de acto, reunion, entrega de informes, etc) y comenzó nuevamente hace una semana, el miercoles 19 de febrero.  En mis buenas épocas, las clases podían terminar un 25 de noviembre.  Con lo cual sería como si alguien hubiera osado a volver a encerrarnos en el aula un 24 de enero.  ¿Loco no?  Más si pensamos que las clases podían empezar hasta un 14 de marzo.
Pero como ella no sabe, ni que en nuestra época teníamos más vacaciones, o que debería ser ilegal estar encerrado en una escuela en el mes de febrero poco le importa.
Para el caso, cuando empecé primer grado yo tampoco sabía que uno no debería empezar a ir ocho o nueve horas seguidas al colegio en primer grado desde el primer día para horror de las actuales concepciones pedagogicas que no conciben el comienzo de un nuevo ciclo sin un adaptation period.    Otra vez de vuelta los padres al aula (por suerte sin necesidad de sentarse en una sillita mini... o no tanta, siempre queda algún mimozón), presentaciones, reencuentros y al rato a casa. Ni que en segundo grado uno debe aprender a ir solo todo el día, porque nunca antes lo habían hecho.
Pero pensándolo bien, claro que a los chicos no les iba a importar volver a la escuela tan pronto.  ¡Si es casi como si no hubieran vuelto!

Y para cerrar una entrada tan poco académica, voy a hacer un comentario menos académico todavía (sí, todavía se puede más): El uniforme a MC le queda precioso, creo que más lindo que aún más lindo que el año pasado (y eso que yo no doy dos mangos por ese uniforme...  definitivamente debe ser la niña que lo lleva nada más)